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Fecha
06-09-2017
Duración
00:47:16
Categoría
Tema

El Mayor Mandamiento

En El Mayor Mandamiento identificamos la máxima Ley universal, esclareciendo qué significa la expresión Amar al prójimo como a sí mismo, y a qué nos conduce practicarla.

El Mayor Mandamiento

1. Cuando los fariseos se enteraron de que Él había tapado la boca a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, que era doctor de la ley, le hizo esta pregunta, para tentarlo: “Maestro, ¿cuál es el mayor mandamiento de la ley?” Jesús le respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente; este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a ese: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la ley y los profetas se hallan contenidos en esos dos mandamientos”. (San Mateo, 22:34 a 40.)

2. “Haced a los hombres todo lo que quisierais que ellos os hiciesen, porque esta es la ley y los profetas.” (San Mateo, 7:12.)

Tratad a todos los hombres de la misma manera que quisierais que ellos os tratasen.” (San Lucas, 6:31.)

3. “El reino de los Cielos es comparable a un rey que quiso arreglar cuentas con sus servidores; y habiendo comenzado a hacerlo, le presentaron uno que le debía diez mil talentos. Pero como no tenía recursos para pagar, su señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer y a sus hijos, y a todo lo que tenía, como pago de la deuda. Entonces el servidor se arrojó a sus pies, y le rogaba, diciendo: ‘Señor, ten un poco de paciencia, y te pagaré todo’. Entonces el señor de aquel servidor,

movido a compasión, lo dejó ir y le perdonó la deuda. Pero ese servidor, al salir de allí, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; lo tomó por la garganta y lo estrangulaba, diciendo: ‘Págame lo que me debes’. Su compañero, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: ‘Ten un poco de paciencia, y te pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue e hizo que lo metieran en la cárcel, para que

estuviera preso hasta que pagase lo que le debía”.

Los otros servidores, sus compañeros, al ver lo que pasaba, sumamente afligidos, fueron a contar a su señor todo lo que había pasado. Entonces el señor mandó llamar a aquel servidor y le dijo: ‘Servidor malo, te había perdonado todo lo que me debías, porque me lo pediste. ¿Acaso no debías tú también compadecerte de tu compañero, como yo me compadecí de ti?’. Y su señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía.

Del mismo modo os tratará mi Padre, que está en el Cielo, si no perdonáis desde el fondo de vuestros corazones las faltas que vuestro hermano haya cometido contra vosotros.” (San Mateo, 18:23 a 35.)

4. “Amar al prójimo como a sí mismo; hacer por los otros lo que quisiéramos que los otros hiciesen por nosotros”, es la expresión más completa de la caridad, porque resume todos los deberes del hombre para con el prójimo. Al respecto, no se puede tener una guía más segura que tomar como medida de lo que debemos hacer a los otros, aquello que deseamos para nosotros mismos. ¿Con qué derecho exigiríamos a nuestros semejantes un mejor proceder, mayor indulgencia, benevolencia y devoción que los que tenemos para con ellos? La práctica de esas máximas tiende a la destrucción del egoísmo. Cuando los hombres las adopten como regla de conducta y como base de sus instituciones, comprenderán la verdadera fraternidad, y harán que reine entre ellos la paz y la justicia. Ya no habrá odios ni disensiones, sino unión, concordia y benevolencia mutua.

Kardec, Allan. El Evangelio según el Espiritismo. Cap. XI, ítems 1 al 4.

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