¿Qué enseña El Evangelio según el Espiritismo? Estudio moral y práctico del mensaje de Jesús desde la visión espírita
Explora las enseñanzas morales de Jesús desde una perspectiva racional y universal con El Evangelio según el Espiritismo. En este post te explicamos por qué lo estudiamos en la Sociedad Espiritista Alicantina, cómo son nuestras sesiones semanales y qué aporta este enfoque a tu vida diaria sin dogmas ni ritos.


¿Por qué estudiamos El Evangelio según el Espiritismo?
Dentro de las actividades de la Sociedad Espiritista Alicantina, el estudio de El Evangelio según el Espiritismo ocupa un lugar especial por su enfoque moral y filosófico. Nos preguntamos: ¿por qué dedicar un día a la semana a estudiar el Evangelio desde la óptica espírita? La respuesta reside en la propia esencia del espiritismo kardeciano, que tiene un fuerte componente ético y universalista. Kardec enseñaba que, además de una filosofía y una ciencia, el espiritismo encierra una dimensión moral o “religiosa” en el sentido amplio (no dogmático) que guía al ser humano hacia su mejora interior . El Evangelio según el Espiritismo compila precisamente las enseñanzas morales de Jesús y las explica de acuerdo con los principios espíritas, convirtiéndose en nuestro texto de cabecera para la reforma íntima y la vivencia del mensaje cristiano en su pureza.
Estudiamos esta obra porque ofrece respuestas y reflexiones sobre los grandes temas morales que atañen a toda persona, independientemente de su creencia. Es un estudio abierto a todos, en el que puede participar cualquier persona interesada en profundizar en el mensaje de Jesús sin necesidad de profesar cierta religión o dogma. A diferencia de interpretaciones teológicas tradicionales, el Evangelio según el Espiritismo propone un análisis racional y universal de las máximas evangélicas. Aquí no se impone un credo, no hay rituales ni liturgias asociadas; simplemente tomamos las enseñanzas evangélicas (como el perdón, la caridad, la humildad, la fe) y las discutimos a la luz de las leyes espíritas como la reencarnación, la justicia divina o la comunicabilidad de los espíritus. Esto permite entender las palabras de Cristo en profundidad, liberándolas de interpretaciones literales o supersticiosas, y adaptándolas al progreso intelectual de la humanidad.
Otro motivo central es que Jesús de Nazareth, para el espiritismo, es el guía y modelo moral por excelencia. Los espíritas no vemos a Jesús como un Dios encarnado objeto de adoración dogmática, sino como el espíritu más elevado que haya pisado la Tierra, un hermano mayor en escala espiritual, cuyo ejemplo de vida y cuyas enseñanzas morales representan la ruta más segura hacia nuestro propio perfeccionamiento . Kardec incluso lo llama “el modelo más perfecto que Dios ha ofrecido al hombre para servir de guía” (El Libro de los Espíritus, pregunta 625). Estudiar el Evangelio nos permite entonces comprender ese modelo sin los velos del misticismo ni los sectarismos. Nos enfocamos en la esencia moral: ¿qué quiso enseñarnos Jesús con sus parábolas y hechos? ¿Cómo aplicamos el Sermón del Monte en la cotidianidad? ¿Qué significa realmente “amar al prójimo como a ti mismo” desde la perspectiva espírita? Cada lección evangélica es analizada como un consejo práctico para la vida y el progreso del alma.
Además, vivimos tiempos donde muchas personas buscan una espiritualidad con bases racionales, sin dogmas rígidos pero sin perder la conexión con lo sagrado. El estudio del Evangelio según el Espiritismo responde a esa necesidad: conjuga la moral universal de Cristo (válida para cualquier credo) con la libertad de pensamiento que brinda el espiritismo. No hay imposiciones de fe ciega; se invita a “creer” entendiendo. Por ejemplo, cuando hablamos de oración o de fe, lo hacemos explorando su efectividad bajo las leyes de vibración y afinidad espiritual, mostrando que la fe sincera puede literalmente mover montañas de dificultades al conectar al hombre con las fuerzas superiores. Esto resulta sumamente enriquecedor para muchos participantes, que descubren en el espiritismo un cristianismo redivivo, lógico y sin mitos, centrado en la vivencia del amor y la caridad.
¿Cómo se desarrolla el estudio del Evangelio en la SEA?
Nuestro estudio de El Evangelio según el Espiritismo se lleva a cabo los jueves alternos de 20:00 a 21:00, alternándose semana por medio con el estudio sistemático de la doctrina (de modo que, por ejemplo, si esta semana toca Evangelio, la próxima toca Doctrina, y así sucesivamente). El formato de la reunión de Evangelio tiene un carácter muy familiar y participativo, propiciando la reflexión colectiva en un ambiente fraternal y respetuoso. A grandes rasgos, así es cómo desarrollamos cada sesión:
Lectura breve de la literatura espírita: Al iniciar la reunión, tras una breve bienvenida, leemos un fragmento o pensamiento elevado, a modo de preparación. Esto ayuda a armonizar el ambiente y enfocar nuestra mente en el estudio espiritual. A veces con consejos muy prácticos que responden a nuestras necesidades íntimas.
Comentario y análisis espírita: seguimos el libro El Evangelio según el Espiritismo capítulo a capítulo, en orden secuencial. Leemos las referencias bíblicas al comienzo del capítulo y vamos avanzando con el comentario que Allan Kardec estructura de las enseñanzas de los espíritus, párrafo a párrafo. La lectura se distribuye entre los asistentes, vamos rotando la lectura entre varios para involucrar a todos. Tras leer un párrafo o sección del contenido, nos detenemos para analizar su significado. El facilitador explica los puntos doctrinales necesarios: por ejemplo, si el texto menciona la expiación de sufrimientos, recordará qué significa expiación en Espiritismo (la corrección de errores del pasado a través de pruebas en nuevas existencias). Si Kardec incluye en ese capítulo instrucciones de los espíritus (mensajes dictados por Espíritus Superiores complementando la explicación), también los leemos y comentamos. Muchas veces, estos mensajes llevan seudónimos como San Agustín, Fenelón, Espíritu de Verdad o Un Espíritu Protector, etc., y aportan consejos prácticos o reflexiones profundas sobre la temática. Cada idea es debatida: ¿Qué nos quiere decir el espíritu comunicante?, ¿Cómo aplicamos esta enseñanza en la vida actual?. Animamos a todos los participantes a opinar o preguntar. Al ser un estudio abierto, las aportaciones de cada uno enriquecen la comprensión común. El facilitador se asegura de mantener la línea doctrinaria (que las conclusiones estén acordes al espiritismo) y de fomentar un clima de confianza donde nadie se sienta juzgado por pensar diferente.
Ejemplificación y experiencias personales: a menudo, al tratar temas morales, surgen ejemplos prácticos o experiencias de vida que los asistentes comparten. Esto es muy valioso, porque aterriza la enseñanza a casos concretos. Por ejemplo, hablando de perdón de las ofensas (Cap. X: “Bienaventurados los misericordiosos”), alguien puede contar cómo logró perdonar una mala acción que sufrió, qué le ayudó y cómo se sintió después. Estas dinámicas de compartir testimonios breves hacen que la sesión sea vivencial, no solo teórica. También reforzamos las enseñanzas de Jesús mostrando su universalidad: encontramos paralelos en otras filosofías o religiones (por ejemplo, la regla de oro de “haz a los demás lo que quieras que te hagan” existe en muchas culturas), lo cual reafirma el carácter universalista del espiritismo que reconoce la verdad donde quiera que se encuentre.
Cada reunión comienza y termina con oraciones. Al inicio, una oración espontánea de apertura elevada a Dios donde pedimos la inspiración de Jesús, nuestro guía, y de los buenos espíritus para que nos acompañen en la comprensión. Al final, una oración de cierre en la que agradecemos las lecciones recibidas y elevamos pensamientos de paz y armonía, pidiendo por nosotros, por nuestros familiares encarnados y desencarnados y por la humanidad en general, en consonancia con las orientaciones del Evangelio. Estas oraciones enmarcan el estudio en un clima espiritual de respeto profundo, aunque –reiteramos– sin caer en ritualismos; son pláticas sinceras con Dios y con los Espíritus que todos expresamos con sencillez.
Después de la parte de estudio, igual que en las otras actividades, dedicamos de 21:00 a 21:15 a la aplicación de pases magnéticos y a la fluidificación de agua para quien desee. En las reuniones de Evangelio, los pases suelen tener una cualidad muy consoladora, pues muchas veces las personas llegan con sus aflicciones, buscan alivio a penas morales o enfermedades. La combinación del estudio edificante (que ya de por sí eleva el ánimo) con los pases y el agua magnetizada, constituye una terapia espiritual completa: mente y espíritu se reconfortan. Muchos asistentes expresan salir de estas sesiones con una gran paz y esperanza renovada, independientemente de las dificultades externas que estén atravesando. Esto es muy congruente con el capítulo inicial del libro, “No vine a destruir la Ley”, donde Kardec señala que el espiritismo trae el consuelo prometido por Jesús, inaugurando la nueva era de la fe raciocinada que abraza a la vez la razón y el corazón .
Cabe destacar que, como en todas las actividades de la SEA, no existe ningún tipo de culto exterior en estas reuniones. No veneramos imágenes ni hacemos rituales sacramentales; Jesús es invocado como maestro y guía, pero no hay dogmas ni imposiciones. Cualquier persona, sea católica, atea, de otra religión o simplemente curiosa, es bienvenida a escuchar y participar. Mantenemos siempre un ambiente de tolerancia y comprensión, entendiendo que el mensaje moral de Cristo pertenece a toda la humanidad y no excluye a nadie por su etiqueta religiosa. Esta ausencia de dogmatismo y ritual, característica del espiritismo , hace que muchos participantes se sientan cómodos: por ejemplo, alguien que se alejó de la iglesia por no concordar con ciertos dogmas, aquí puede reencontrarse con Jesús desde una perspectiva más libre y universal, centrada en la vivencia del amor.
¿Qué es El Evangelio según el Espiritismo?
El Evangelio según el Espiritismo es una de las cinco obras doctrinales de Allan Kardec y constituye el tercer pilar de la codificación espírita, publicado por primera vez en abril de 1864 . Su título original en francés es L’Évangile selon le Spiritisme, y como su nombre indica, es una recopilación y explicación de las máximas morales de Cristo desde el punto de vista espírita. A diferencia de un Evangelio bíblico tradicional, no es un relato de la vida de Jesús, sino un estudio temático de sus enseñanzas, agrupadas por capítulos que tratan virtudes y cuestiones morales concretas: la fe, la caridad, el perdón, la humildad, la misericordia, la esperanza, la justicia divina, etc. Cada capítulo típicamente comienza citando uno o varios pasajes del Nuevo Testamento (de los Evangelios canónicos) y luego Allan Kardec presenta comentarios y reflexiones al respecto, complementados al final con una sección de “Instrucciones de los Espíritus”, que son mensajes dictados por Espíritus de alta elevación espiritual expandiendo o ejemplificando la enseñanza.
La importancia de esta obra dentro del espiritismo es enorme. Si El Libro de los Espíritus se consideraba la base filosófica y El Libro de los Médiums la base científica-experimental, El Evangelio según el Espiritismo es claramente la base moral y espiritual de la doctrina espírita . Kardec la destinó a ser un código de conducta, una guía ética para la humanidad inspirada en el modelo de Jesús. En la introducción, deja claro que el espiritismo no viene a fundar una nueva religión ritualista, sino a reavivar el Cristianismo primitivo en su pureza, extrayendo la esencia moral por encima de las interpretaciones dogmáticas sectarias. De hecho, en la contraportada de ediciones modernas se afirma que esta obra “define la esencia religiosa de la doctrina espírita, como el verdadero cristianismo, restaurado por la interpretación que los espíritus dieron a los textos evangélicos” . Esto significa que para los espíritas, el espiritismo es el Cristianismo redivivo, entendido en espíritu y verdad, sin los agregados humanos que pudieron distorsionarlo a lo largo de los siglos.
Veamos cómo está organizado el libro: Contiene 28 capítulos, precedidos por un Prefacio y una Introducción. En la Introducción, Kardec ya sienta las bases de su abordaje: por ejemplo, explica la utilidad de traer las enseñanzas morales de Jesús al terreno espírita, porque la moral evangélica es universal y atemporal, y el espiritismo viene a facilitar que se comprenda y practique. También aclara que el espiritismo no tiene culto ni sacerdocio y que este Evangelio espírita no pretende ser una Biblia nueva, sino un apoyo para interpretar correctamente la Biblia tradicional a la luz de las leyes espirituales (como la comunicación de los espíritus y la reencarnación, que esclarecen muchos puntos oscuros de los Evangelios). Tras la introducción, los capítulos abordan asuntos como “No he venido a destruir la Ley” (cap. I, donde se muestra la continuidad de la ley de Dios desde Moisés, pasando por Cristo, hasta el espiritismo, que sería la Tercera Revelación que cumple y esclarece la ley en estos tiempos ), “Mi reino no es de este mundo” (cap. II, sobre la vida futura), “En casa de mi Padre hay muchas moradas” (cap. III, que se relaciona con la pluralidad de mundos habitados), “Nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo” (cap. IV, sobre la reencarnación, mostrando cómo Jesús ya la insinuaba), “Bienaventurados los afligidos” (cap. V, sobre el sentido del sufrimiento y las pruebas), etc., cubriendo prácticamente todo el Sermón de la Montaña y otras enseñanzas clave de Cristo.
Un detalle singular es el Capítulo XXVIII, el último, que contiene una colección de oraciones espíritas. No son rezos repetitivos, sino modelos de oración para distintas circunstancias: por los enfermos, por los difuntos, por uno mismo en tribulación, etc., llenos de contenido moral. Esto realza la dimensión práctica devocional del libro: nos enseña no solo teoría, sino también cómo orar con el corazón, de forma comprensible y elevada, sin recurrir a fórmulas vacías. Muchos espíritas usan esas páginas para inspirarse al orar en sus hogares.
En cuanto a la visión universalista, El Evangelio según el Espiritismo destaca por enfatizar que la verdadera religión ante Dios es la de la caridad y la moral vivida, no la de tales o cuales ceremonias. Declara que “fuera de la caridad no hay salvación” (capítulo XV), sustituyendo la máxima dogmática de algunas religiones (“fuera de tal iglesia no hay salvación”) por esta otra, que es inclusiva y basada en la acción efectiva del amor al prójimo . Este principio muestra cómo el espiritismo se distancia de fanatismos: lo importante no es cómo adoras o qué etiqueta llevas, sino cómo actúas, cuánto bien haces a tus semejantes. De igual manera, el libro subraya que el espíritu del cristianismo trasciende las fronteras religiosas: un ateo que practica el bien al prójimo en el fondo está más cerca de Cristo (sin saberlo) que un creyente que no practica nada de lo que predica. Este enfoque amplia la fraternidad: nos reconocemos todos como hermanos, hijos del mismo Dios, y apreciamos sabiduría en múltiples tradiciones. Por eso en varios pasajes Kardec y los espíritus comparan el Evangelio con enseñanzas de filósofos, o con principios universales presentes también en el espiritismo oriental, etc., hallando concordancias.
Nos gustaría destacar un punto hermoso: al inicio de esta obra, en el capítulo I, Kardec expone que el espiritismo viene a cumplir la promesa de Jesús acerca del Consolador prometido y a “no destruir la ley” sino a dar cumplimiento a la Ley Divina eterna . Esto nos hace comprender que cuando nos reunimos a estudiar el Evangelio, estamos en cierto modo siendo partícipes de ese Consolador prometido, pues el conocimiento espírita consolador desciende sobre nuestras inquietudes actuales, dándonos alivio y esclarecimiento. Es habitual que alguien llegue preocupado por algún problema y, como si la espiritualidad lo supiera, justo el tema evangélico de esa sesión le brinde la respuesta o el consuelo que necesitaba. Estos “pequeños acontecimientos” de sincronía ocurren con frecuencia, reforzando nuestra confianza en la guía amorosa de Jesús y de los buenos espíritus en nuestras vidas.
Para terminar, reiteramos que todas las personas interesadas son bienvenidas a este espacio de estudio y convivencia espiritual. No importa tu formación religiosa previa, aquí nos une el deseo sincero de aprender de Jesús y mejorar como seres humanos. No te preocupes si no estás familiarizado con la terminología espírita, lo iremos explicando; y si nunca antes leíste el Evangelio, lo leeremos juntos. Lo importante es traer mente y corazón abiertos.
Te invitamos cordialmente a sumarte al estudio del Evangelio según el Espiritismo en la SEA. Nos reunimos cada dos jueves a las 20:00 (jueves alternos) y puedes participar en persona en nuestra sede o en línea mediante nuestra sala virtual (Acceso Zoom AQUÍ). Para detalles sobre las fechas exactas, material de lectura o para solicitar el enlace de conexión, por favor contáctanos al teléfono 865 524 114 o vía WhatsApp al 624 612 492. En nuestras redes sociales @seaespirita anunciamos regularmente el calendario y los temas a tratar, ¡síguenos para estar al día! Como siempre, todas nuestras actividades son gratuitas y de acceso libre, sostenidas por voluntariado y amor fraterno. Si deseas colaborar, recuerda que mantenemos una campaña permanente de recogida de alimentos y productos de higiene para personas en situación vulnerable; cualquier aporte solidario será recibido con gratitud y canalizado a quienes lo necesiten. ¡Ven a reflexionar con nosotros en torno al Evangelio y descubre un camino espiritual que abraza la fe y la razón, iluminando tu vida con las enseñanzas universales del Maestro Jesús!
Referencias bibliográficas
Kardec, Allan. El Evangelio según el Espiritismo. 1864. Obra fundamental que contiene la explicación espírita de las enseñanzas morales de Jesús, mostrando su concordancia con el espiritismo y su aplicación en la vida diaria . Incluye comentarios de Kardec e instrucciones dictadas por Espíritus Superiores sobre temas como la fe, la caridad, la esperanza y la caridad, entre otros.
El Nuevo Testamento (La Biblia) – Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. (Citas originales de las máximas de Jesús que Kardec comenta en la obra. Por ejemplo, Mateo 5:17-18 “No he venido a abolir la Ley…” citado en el Cap. I ; Juan 3:3 “Es necesario nacer de nuevo…” citado en el Cap. IV, etc.).
Kardec, Allan. El Cielo y el Infierno. 1865. (Referenciada en el estudio de consecuencias de nuestros actos y comunicaciones de espíritus felices o sufrientes, complementando el entendimiento de la justicia divina expuesta en el Evangelio).
Mensajes de los Espíritus recogidos en El Evangelio según el Espiritismo – por ejemplo, comunicados atribuidos a San Agustín, Espíritu de Verdad, San Vicente de Paúl, etc., que sirven de referencia en diversos capítulos del libro . (Estos mensajes ofrecen una perspectiva espiritual profunda que enriquecen las explicaciones de Kardec sobre las enseñanzas de Jesús).