Expresión de Género
Según el Observatorio Andaluz contra la Homofobia, Bifobia y Transfobia, la expresión de género es la representación externa de nuestro género, y se manifiesta en cómo utilizamos diversos elementos, como la ropa, los gestos, la voz, los accesorios y la manera de caminar, para expresar al exterior quiénes somos. Esta expresión de género es lo primero que percibimos de una persona, por lo que se convierte en el primer filtro para prejuicios y, a menudo, en la primera barrera de discriminación. Frases como “se le nota” o “no se le nota que es gay o lesbiana” reflejan las expectativas sociales de cómo debería “verse” o comportarse una persona en función de su identidad de género.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, el ámbito de la sexología comenzó a explorar las variantes de género y orientación, aunque frecuentemente desde una perspectiva normativa. Havelock Ellis, un médico y sexólogo británico, fue de los primeros en explorar estos temas en su Studies in Psychology of Sex (1897-1910), donde observó cómo la sociedad juzgaba la expresión de género en función de su ajuste a los roles tradicionales. Aunque Ellis mantenía ciertos sesgos, abrió espacio para discutir cómo la sociedad afecta las expresiones de género y sexualidad.
John Money, psicólogo y sexólogo estadounidense, acuñó en los años 50 conceptos como rol de género, en los que describía la expresión de género como un conjunto de comportamientos y actitudes asignados a cada género por la sociedad. Si bien Money es conocido por sus investigaciones y también polémicas en torno a la identidad de género, fue influyente en los estudios de género y en cómo estos conceptos impactaban la expresión individual.
La expresión de género puede ser un eje de discriminación, dado que las personas que no se ajustan a las normas sociales enfrentan, con frecuencia, rechazo o estigmatización. En los años 90, la socióloga Judith Butler introdujo el concepto de performatividad del género en su obra Gender Trouble (1990). Butler planteó que el género no es algo que “se es” sino algo que “se hace”, algo que se actúa y expresa constantemente, lo cual ayudó a explicar cómo las personas usan la expresión de género para comunicar quiénes son y cómo desean ser percibidas. Butler destacó que estas actuaciones no siempre coinciden con las expectativas sociales, y que dicha inconformidad puede conllevar discriminación.
El uso de la expresión de género como herramienta de autoexpresión también ha sido reivindicado en el ámbito artístico. Figuras como David Bowie en la música y Marlene Dietrich en el cine emplearon una estética andrógina, demostrando que la expresión de género puede ser versátil y creativa. En la moda, diseñadores como Yves Saint Laurent contribuyeron a romper barreras al popularizar el traje pantalón femenino en los años 60, un símbolo que ayudó a desdibujar los límites entre lo masculino y lo femenino.
Hoy en día, entendemos que la expresión de género no determina la orientación sexual de una persona ni está limitada por categorías fijas. Existen tantas formas de expresarse como personas, y cada expresión de género es una manifestación única de la identidad individual. Esta multiplicidad es una muestra de la diversidad humana y, al mismo tiempo, una invitación a desmantelar prejuicios y respetar la autenticidad de cada individuo.