Identidad de Género
El término identidad de género se refiere al sentido interno y profundo de una persona sobre si es hombre, mujer, una combinación de ambos, ninguno o algo distinto, independientemente del sexo asignado al nacer. Esta noción surgió en el campo de la psicología y sexología en la década de 1960, cuando fue acuñada por el psiquiatra estadounidense Robert J. Stoller. En 1968, Stoller introduce la distinción sexo/género buscando una palabra que pueda nombrar a aquellas personas que teniendo un cuerpo de hombre, se sentían mujeres, introduciendo el concepto de “identidad de género”. Stoller distingue el género del sexo biológico. Sin embargo, la dualidad femenino/masculino evoca una complementariedad y nos hace caer nuevamente en la lógica aristotélica, lógica de identificación imaginaria con un sexo y de una relación sexual imaginaria. Para este autor "el género es la cantidad de masculinidad o femineidad que se encuentra en una persona" (Sex and Gender, Stoller, 1968)
En la sociedad contemporánea, distinguimos principalmente entre cisgénero y transgénero. Cisgénero se refiere a aquellas personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer. En cambio, el término transgénero abarca todas aquellas identidades de género que no coinciden con el sexo asignado al nacer, permitiendo una amplia diversidad de experiencias de género.
El término transgénero comenzó a ganar popularidad en los años 90, aunque fue introducido en los años 70 por activistas como Virginia Prince, quien buscaba desmarcar a las personas transgénero de los estigmas y la patologización que les había impuesto la sociedad. En este contexto, trans se utiliza como un término paraguas que abarca varias identidades que desafían el binarismo de género.
Una distinción clave dentro de las identidades trans es el término transexual, que hace referencia específica a aquellas personas cuyo género sentido es opuesto al asignado al nacer y que optan, en muchos casos, por tratamientos hormonales o quirúrgicos para alinear su apariencia física con su identidad de género. Este término se popularizó en los años 50 gracias al endocrinólogo Harry Benjamin, quien desarrolló el primer tratamiento hormonal para personas transexuales en los Estados Unidos. Su libro The Transsexual Phenomenon (1966) sentó las bases para el tratamiento médico y psicológico de personas transexuales e incluyendo los primeros tratamientos hormonales y cirujías.
Además de cis y transgénero, existen identidades que no encajan en el sistema binario de género. Entre ellas, encontramos el término no binario, que describe a personas que no se identifican exclusivamente como hombre o mujer.
Algunas personas prefieren no identificarse con ningún género en particular y eligen vivir sin una etiqueta específica. Este grupo de personas, conocidas como agénero o no-binario, suele identificarse más con su esencia que con una categoría establecida en la percepción dual de las cosas. El término queer emergió en la década de 2000 y ha sido promovido por colectivos de diversidad de género, que buscan redefinir la identidad fuera de los marcos tradicionales.
La visibilidad de esta identidad se ha incrementado en la última década, con activistas como Kate Bornstein, a través del primero de sus muchos libros, Gender Outlaw: On Men, Women and the Rest of Us (1995), que desafía las normas de género y da visibilidad a identidades fuera de lo convencional. Kate expresa: “El género no es cuerdo. No es sensato llamar a un arcoíris blanco y negro”.
Otro concepto dentro del término trans es el de género fluido, que se refiere a aquellas personas que experimentan su identidad de género como algo cambiante y no fijo. Jonathan Van Ness, figura mediática, se identifica como de género no binario y ha promovido la aceptación de identidades fluidas, ayudando a visibilizar esta experiencia de género flexible en los medios.